Fuiste mi dulce espera,
la savia acumulada,
la historia y la mujer
que perseveraba.
Fuiste quien me iluminó,
un día de luz tenue,
silenciosa.
Eres la que se sacude
sosegadamente el polvo
del recuerdo,
y lo reordenas en tu pecho
cautelosa.
Eres la que se me reveló
en toda su dimensión
olorosa de tierra
fragancia rumbona
morena del sur.
Soy, el que esperaba
que llegaras,
soy el granero y posada
de montañas y de estrellas,
que aguardaban tus manos
para cogerlas o pintarlas.
Soy así, siendo y estando
al lado del firmamento
con mi pluma,
dibujando
mimos y miradas.
Estoy, abriendo
mis brazos y ciñéndote.
Soy boca sedienta
de tus recodos,
de tu voluptuosidad
estallada,
y quiero nutrirme
de ti
en un eterno movimiento
como la espuma
se nutre del mar y del viento.
Eres la espuma, yo soy
el agua
Eres el mar y la danza,
yo soy tus pasos
fuiste mi flor, yo tu rocío
soy el aroma, tú eres el viento
fuiste mi océano y yo tu sima
eres arrebato, yo soy el canto
fuiste fuego, fuimos hogar
fuiste mis ojos, soy tu palabra
Titubeo y noche fuimos,
Sueño y vida somos.
Fuimos amantes y somos tierra
y lo seremos,
continuamente,
en ese eterno comienzo.
Allí nos alojaremos
en la unidad de
un planeta inflamado
donde nuestro Amor
que no fue,
compartirá el recuerdo,
albergándose en una llama
amándose como la tierra ama la raíz del árbol