Yo esperaba con el frio de las noches
me hablen de repente las estrellas
aguzaba encandilando mis oídos
en busca de un susurro misterioso.
Las miraba sosegado en cada aurora
irremediablemente sigilosas
apagarse una a una lentamente
desesperantemente silenciosas.
Yo buscaba entre la luna y el vacío
ese idioma que mis ojos entendieran
esas notas no pentagramadas
de su titilar universal y eterno .
Yo quería que en la bóveda nocturna
cobijo de sus astrales menesteres
me dibujaran, para calmar mis penas,
el rostro de la mujer amada.