Te invito.
A soñar;
reír eternamente en otro universo,
¡vamos! Al rincón donde están tus fantasías,
al laberinto de claveles con azulejos,
a las playas con piedras de marfil,
a una bahía con caracoles y ostras moradas.
Te invito a descubrir la paz,
allí donde las aguas se encrespan,
donde los peces no mueren,
en la aldea cuyos cocos se repiten,
y el sol no quema.
Mira ese lugar,
tiene crisantemos y auroras mágicas,
las tardes son violetas,
las birras son infinitas y heladas,
las hamacas de terciopelo,
y la maldad del hombre es inexistente,
sólo perros, pájaros y peces inmortales.
Te besaré allá,
pero vámonos, se hace algo tarde.
Debemos partir al cuarto menguante,
para que cuando esté nueva
ya estemos enamorados.
Te lo pintaré así,
si te escapas conmigo,
besaré el estrechez de tu alma,
recorreré cada milímetro de piel
con una suave capa de conforto,
mientras cierras los ojos y ves las estrellas.
Te invito a soñar y a reír,
porque tu sueño es la refulgente playa
y tu sonrisa representa el sol y la luna
que iluminan el mar que la baña.