No merecías que me fijara en ti,
tú no eras nada...
solamente que te formé con mis palabras.
Sólo eres una mujer,
pura especulación,
vacía y mala...
yo, que soy casi omnipotente,
por ser poeta,
¡te inventé un alma!
Hoy te bajo de tu ara,
hoy te mato para siempre,
serás estatua de sal,
eternamente...
Olvidaré tu nombre...
no me mereces.