Cecilio Navarro

¡Uff, qué susto! ¿Estoy despierto?

Me miro en el espejo,

no veo mi reflejo

sino el de ese cadáver

que observa desde dentro

 

-¿Qué haces tú por aquí?

-¿yo? yo vengo a por ti

¿o es qué acaso no sabes

que tú, ya vives muerto?

 

-¡No,  no es realidad!

eres pura maldad,

no te puedo creer.

Lo tuyo es, un entuerto.

 

-¿Y qué te hace pensar

qué no soy la verdad?

Vuelve y vive otra vez

este acontecimiento.

 

¿Llegó tu amada a ver

qué tú ibas a su encuentro?

 

Tú quisiste abrazarla

con tus brazos, ceñirla,

apretarla, estrujarla,

respirar con su aliento.

 

¿Cómo te respondió ella?

 ella pasó de largo

sin percibir siquiera

la presencia, de ese algo

que la esperaba yerto.  

 

-¡Oh, santo cielo!

no digas eso

no es la verdad

eso no es cierto.

 

Sigo viendo, pensando

huelo, toco, lamento,

mi amor sigue presente,

aquí, bien dentro.

 Y yo, sigo existiendo,

al menos mi conciencia

sabe lo que está haciendo

 

-Existes, cierto,

Pero sólo en tu mente

y yo vengo a por ti

para hacerte consciente

de que todo eso aquí

al menos para ti,

va desapareciendo.

 

-¡Espera!

Esa luz que se acerca…

 

-Es la luz que te atrae

tu tiempo se acabó

si algo no terminó

esto ya se decae

porque el tiempo pasó

 

-¡No! Es otra luz

que llena mi aposento,

es mi ángel de la guarda

que atiende mi plegaria

y yo… ya estoy despierto.

 

Cecilio Navarro  27/03/2015