¡No puedo aguantar la ausencia!
¡Os echo tanto de menos,
que hasta en los momentos buenos
añoro vuestra presencia!.
Al tomar de esto conciencia,
decidí pisar los frenos
y volver a mis terrenos,
para aliviar mi dolencia.
Y nuevamente aquí estoy.
Y ya nunca más me voy.
Volví buscando la calma,
de la amistad su calor,
la belleza y el color
de los poetas del alma.