En distancias donde el tiempo se pone ingrato
y los horizontes se confunden en las tinieblas,
abandonamos nuestras creencias y decepciónes,
alineándonos en el borde de los océanos
El sol acaricia tu desnudez
celoso de nuestro juego de yemas inquisitivas,
vencedores los dos disfrutamos
la indulgencia sensual del triunfo
Nuestros lábios y ojos conversan en silencio,
la luz de la luna testíga nuestra sumerción en la profundidad
de nuestras entrelazadas trenzas de alga marina,
tentándonos a deleitarnos en un eterno abrazo
El cuadro del propio pincel, de una foto de la amiga Kitty.