jorge enrique mantilla

CLAVELES ROJOS

CLAVELES ROJOS

 

Para complacer a su querida, moza o pervertida

Que a la postre de todos sus amantes se reía

De las entrañas de aquel amor, el sufrimiento presentía

Cubrirla de claveles rojos, de rodillas le regalaría

 

Celoso, Malacara, pretendía que nadie cortejara a su prometida

De su trabajo, salía recorriendo parajes silbando melodías

Para complacer y ganarse el amor de su consentida

Llegando sudoroso, agotado y presuroso

De claveles rojos, el querer de su amante, algún día conseguiría

 

Aquella mujerzuela, a sus pretendientes locos y perturbados los tenía

Detalles y regalos en su barraca a sus amantes ligeras los atendía

Exhaustos y carialegres, de las mieles del amor, todos conseguían

Hacerla su moza, por la mente de sus apasionados correría

Los claveles rojos despertaban su pasión, por sus aromas, ella moriría

 

Malacara se veía cada vez huraño, cadavérico y furioso

Por no conseguir de su amante los anhelos preciosos

Se volvió una pesadilla complacer a su querida

Los claveles rojos difíciles de conseguir, de sus labores pretendían encubrir

 

Raudo y vagabundo, de cantina y bohemia

De humos y licores, las cavernas, el amor por aquella lo afligía

Puñal al cinto, aquellos raudales, solitario sin rumbo recorría

Los claveles rojos lo acechaban, la venganza de aquella pervertida lo perseguía

 

La belleza de aquellos claveles que su querida pretendía

Esparcían fragancias, que inspiraba en lo más profundo su prometida

Se imaginaba rodeándola de pétalos en el cuerpo desnudo, en diosa convertida

Claveles rojos, pasionarias de sus aromas, perfúmenos para su maldita ofrecida

 

Bajando rabión y violento hacia las cavernas, malacara al acecho trastornado se ofuscaría

Vio otro pretendiente en sus manos llevaba un ramo de claveles blancos para otra querida

Enceguecido por una nube de venganza de sus brotados ojos cubriría

Desenfundando el puñal, atravesó las entrañas de su rival, moribundo bocarriba

Y aquellos claveles blancos de sangre los cubriría

Y a su amante pervertida, claveles rojos le llevaría y de sus placeres por fin conseguiría

Como si el amor de una pervertida, no fuese mercancía de un día.

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga, marzo 27-2015