CLAVELES ROJOS
Para complacer a su querida, moza o pervertida
Que a la postre de todos sus amantes se reía
De las entrañas de aquel amor, el sufrimiento presentía
Cubrirla de claveles rojos, de rodillas le regalaría
Celoso, Malacara, pretendía que nadie cortejara a su prometida
De su trabajo, salía recorriendo parajes silbando melodías
Para complacer y ganarse el amor de su consentida
Llegando sudoroso, agotado y presuroso
De claveles rojos, el querer de su amante, algún día conseguiría
Aquella mujerzuela, a sus pretendientes locos y perturbados los tenía
Detalles y regalos en su barraca a sus amantes ligeras los atendía
Exhaustos y carialegres, de las mieles del amor, todos conseguían
Hacerla su moza, por la mente de sus apasionados correría
Los claveles rojos despertaban su pasión, por sus aromas, ella moriría
Malacara se veía cada vez huraño, cadavérico y furioso
Por no conseguir de su amante los anhelos preciosos
Se volvió una pesadilla complacer a su querida
Los claveles rojos difíciles de conseguir, de sus labores pretendían encubrir
Raudo y vagabundo, de cantina y bohemia
De humos y licores, las cavernas, el amor por aquella lo afligía
Puñal al cinto, aquellos raudales, solitario sin rumbo recorría
Los claveles rojos lo acechaban, la venganza de aquella pervertida lo perseguía
La belleza de aquellos claveles que su querida pretendía
Esparcían fragancias, que inspiraba en lo más profundo su prometida
Se imaginaba rodeándola de pétalos en el cuerpo desnudo, en diosa convertida
Claveles rojos, pasionarias de sus aromas, perfúmenos para su maldita ofrecida
Bajando rabión y violento hacia las cavernas, malacara al acecho trastornado se ofuscaría
Vio otro pretendiente en sus manos llevaba un ramo de claveles blancos para otra querida
Enceguecido por una nube de venganza de sus brotados ojos cubriría
Desenfundando el puñal, atravesó las entrañas de su rival, moribundo bocarriba
Y aquellos claveles blancos de sangre los cubriría
Y a su amante pervertida, claveles rojos le llevaría y de sus placeres por fin conseguiría
Como si el amor de una pervertida, no fuese mercancía de un día.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga, marzo 27-2015