¡Oh, soledad!, ¿qué más castiga,
tú, o una mala compañía...?
Quédate un rato más que tengo miedo,
quédate un rato más, amiga mía.
En mi jardín muere una rosa,
agua le falta, sol y caricias...
la primavera ya se ha pasado,
(la primavera... y la sonrisa).
Tal vez, de lejos, alguien me mire,
tal vez mi rosa aún tenga aromas;
pero yo tiemblo si alguien toca
mis cicatrices...
¡Oh, soledad!, ¿sabes?, te invito
a que camines conmigo otro día;
quédate un rato más que tengo miedo,
quédate para siempre, ¡amiga mía!