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AMADA MÍA...

 

¡Oh dulces ojos,

que podéis mirar... !,

 

¡Oh labios de azúcar,

que me hacéis soñar... !,

 

¡Oh manos,

que acariciáis mis manos... !,

 

palomas al viento,

que cercan mi cuerpo...

apasionadamente

en cálido abrazo.

 

¡Oh adormecida

voz del ensueño... !,

 

consoladora

cascada...

que curáis mi alma,

 

de tristezas...

y penas blancas.

 

¡Oh amor mío,

mi dulce

y generosa amada... !,

 

vos surcaréis

por siempre...

mi nueva aurora de plata.