Bajo esta memorable lluvia de estrellas y de luna llena del nocturno cielo de Maracaibo, a las orillas de la inmensidad de su lago, casi naufrago en el brillo de sus aguas y en el va y ven de sus olas que danzan al canto del silencio de sus corrientes submarinas y al paso del viento, desde una habitación oscura del pensamiento, vislumbro las calles solitarias y polvorientas cobijadas por el calor bochornoso de la ciudad del sol amado y el frió helado de tu ausencia y después de leer un verso de Rilke en el que hace alusión a que la belleza es la primera manifestación de lo terrible.
Me pregunto: cuanta atrocidad habrá oculta en tu belleza, cuanto abandono detrás de tus abrazos, cuanto orgullo en tu sencillez, cuantos secretos guardara tu honestidad, cuanto pecado yacerá en tu pureza, cuanta maldad?
Sentado en el puente elevado de la conciencia, en la cima del punto mas alto, miro tanto hacia el abismo que lo siento adentro de mi mismo, mientras caigo en el, en un momento de alucinación, producida por la contraposición de la valentía al perder de forma confusa el orden al que me han de llevar tus besos.
Después de un suspiro tan intenso como el marrón oscuro de tus ojos de fuego, me hallo de nuevo lucido, de mi corto sueño despierto y después de hacer en mi memoria un cuadro de tu recuerdo, acepto mi temor y mi miedo a quererte, a tenerte y a perderte y a perderme en el egoísmo de quererte tanto y para siempre hasta olvidarme de quererme a mi mismo...
Mauricio Gómez Sánchez
Jhontini Mauro