Y yo que creí que era la sustancia
De la esencia de vuestra querencia,
O de un amor que sin herencia
Dejó en vuestra alma la vivencia
De ese amor que sin presencia,
Hace que se le ame con impaciencia,
Aunque ya no mantenga la potencia,
Suficiente para tal querencia…
Pero según lo que vos definís
Y afirmáis con vuestra explicación,
Me doy por razonar con equivocación,
Que la vuestra y tal querencia,
No es más que una tal ciencia
De una tal sustancia, que en esencia
Del Padre de los Cielos,
Viene a ser la presencia.
Que al parecer os ha estado visitando
Todo este tiempo que habéis quedado
De las mujeres, completamente aislado,
Y por lo mismo un tanto desubicado,
Con vuestra vida y vuestras necesidades,
Las cuales, durante mucho tiempo,
Hubisteis mantenido quietas,
Y en absoluto retiro y en silencio…
Y yo creyendo que era la sustancia
De la esencia de una querencia...
Félix Cantú Ortiz
México