Sin nacer, oh Dios, te lo llevaste,
si no habías pintado su sonrisa...
¿Di por qué decidiste tener prisa
de llevarte la vida que creaste?
Sin medir el dolor que le causaste
a esa madre que hoy llora como brisa;
su alma dejas desierta, fe indecisa,
esperanza destruida le acuñaste.
Y en lugar de invadirla con tu aliento,
das dolor y un horror con desaliento
sin sentir aquel pulso de tu mano.
Señor, tienes volando en tu morada
aquel ángel de dulce chiquillada,
evitando el error del ser humano.