Oscuro corcel… devora el riesgo en lo pentagonal del universo,
quiero a la bestia, incrustada en el errante destelar de lo aparente,
como florecen las dagas del testaferro del traidor de los aplausos,
como carcome el silencio, de vuestro faro escudado en naufragios;
quiero la muerte, donde han fundirse viaransas en labios del peltre,
quiero a la vida, como un sudario envuelto al fracaso… Caronte.
Hemos destinado masacres, a descolgar la inhibe mordaza al placer,
se promueven los propios vértigos homogenizando cruces y fortunas.
No confundáis… Sé que soy mejor cuanto más me detesto.
Conozco un bastardo reino entre gansos de oro y las adulaciones,
un jardín de metafísica mendiga y alquimia del asco,
un verdugo impulsado de aroma flores y veneno en el tacto.
Quizás este guardando luceros en un saco roto, quizás no exista el saco. La realidad adulando teatros, saboreando la insidiosa Gomorra cabalgan los antros al ras de las hidras.