Son tus ojos dos ardientes luceros,
que me hacen suspirar entristecido...
mas nunca sabré si me has querido,
por hacerme esperar tan larga espera.
y si por esperar...
he de morir,
más me valiera...
que en la postrera
muera prendido de esos labios,
que mi corázon...
apasionadamente anhelan.
Son pétalos de rosa...
insigne terciopelo
que mi boca,
acariciar quisiera... mas nunca sabré,
si mi corazón honrado está,
o deshonrado estuviera...
por desear alcanzar
en su pasión... tan alta gloria.
de ese modo,
es en mi penar...
que mi malherido corazón,
pareciera anticiparse
y de alguna manera gozar
de aquellos deliciosos frutos
que tanto se les niega.
y siento tal evento...
como poderosa y ardiente llama,
y me consume tantas horas
de mi atribulada vida...
que no quisiera Dios,
que transcurriera...
ni un minuto más
de mi agonía.
Transcurren los días
quedamente...
consumiéndose van
mis esperanzas,
y es tan larga...
la lastimosa espera,
que a fuerza de no tenerte,
si he de morir...
será mejor
que entristecido muera,
en los ásperos brazos
de la muerte.