Nuestra mente, aún con ser complicada,
Y, a pesar de llevarnos al DOLOR,
Nos ofrece salidas preparadas,
Para de forma mejor o peor,
Poder sobrellevarlo, amortiguarlo,
Aminorar su efecto destructor.
A conseguir, tal vez, desarraigarlo
Y salir, de esta lucha vencedor.
Como primera salida nos ofrece,
La del SUEÑO, siempre reparador,
Y que, la mayoría de las veces,
Acierta en su efecto sanador.
Y, por si el sueño no surtiera efecto,
La mente, como paso posterior,
El OLVIDO nos brinda como electo,
Lo activa como escudo protector.
Si, con todo, no fuera suficiente,
No actuara con máximo rigor,
Nos sumirá como escalón siguiente,
En la LOCURA en grado superior.
Y así, confundiremos lo vivido,
Sentiremos la extraña sensación
Que nunca sucedió lo sucedido,
Que sufrimos una alucinación.
Y si, aún así, tampoco coseguimos,
Con este paso cruel, devastador,
salir del duro trance que sufrimos,
No soportamos ya tanto dolor,
Nos vemos abocados a la MUERTE,
De todas las salidas la ulterior,
Porque una vez de descansar inerte,
No hay ninguna salida posterior.