Soy vereda y camino
De un destino impreciso,
Vencido en el destierro
De un suspiro temeroso…
Reflejo claroscuro,
Sacado del vacío,
Palpitando en las sombras
De un incierto futuro…
Dulce alborada mía,
Ingrata, tenebrosa
Rebelde, adormecida,
Tizón de mi alegría…
Soy el anillo dorado,
Prometido y no usado,
Robado al atardecer,
A un sol desconocido…
Barquito a la deriva,
Sin timón ni timonel,
Forcejeando la marea
De una lágrima furtiva…
Yo soy del pensamiento
Esa mirada fugaz,
Que huyó hacia el firmamento,
Como chispa suspicaz…
Soy misiva que envuelve,
Una ilusión perdida,
En la selva escondida,
De ansiedad prohibida…
Soy del color que veas,
Del tamaño que quieras,
La forma que deseas,
Y el aroma que prefieras.
La nota en tu armonía,
Decente sintonía,
Perfecta simetría,
Dulce melancolía…
Soy invisible velo,
De potente mortaja,
Cuyo cirio encendido,
Pronto será apagado…
Soy el fuego del fogón,
Soy aire de un ventarrón,
Un frío de soledad,
Que ha matado la ilusión...
La hoja seca que viaja,
Sin saber a dónde va,
Y en un rincón se quedó,
Nadie supo que existió…
Doctrina de discordias,
Manantial de alegrías,
Soy ciencia de placeres,
Raíz de desventuras...
Soy refugio de musas,
De bosques encantados,
Desnudas danzarinas,
Que adornan mis poemas…
Soy el que un día llegó,
De un mundo extraño y raro,
Inexplorada esencia,
De mística fragancia…
Que me guía y me aferra,
A cósmicas esferas,
Donde Soy, y me confundo
Muy lejos de este mundo…
Félix Cantú Ortiz
México