Atraviésame el alma... Se la aguja que enhebre ese del que tu hablas hilo de plata de mis sentimientos, y teje sin temor la cesta de nuestras vidas.
Mientras, yo te besaré hasta que el fondo de tus ojos me deje su brillo con sus remansos en los ríos de mi vida.
Mientras desearé ganarle al destino; quebraré el silencio, correré a tus brazos y en ese encuentro veré hacernos realidad... Porque tanto te siento dueña de mi alma y señora de mi cuerpo, ¡tanto tanto!,,, como reina de mis heridas...
Que sin querer sentir, sentiré como tu piel se derrama y eyacula primaveras en mi, en la desnudez de mi carne y en el abismo de mi mente, y que sentirás de una vez por todas cuan de cierto tiene...
Que nazco de ti, que florezco en la humedad de tus párpados cuando siento que la vida me respira y me va dibujando tu horizonte. Nazco del fuego; de la brisa, del deseo... Este que se mece entre la piel de tus manos.
Nazco de ti... Que puedes ver el hambre de mis labios y abrir mis jaulas.
Nazco de ti...Cuando estás cerca y de apoco sutil me vas desnudando. Nazco de ti... Cuando me versas, pues solo entre tus labios mi piel es poema consciente de que la partitura comienza en el filo de tus labios... Siempre entre tus labios...
Así mi piel solo conoce la caligrafía de tu boca, así la noche se despeina entre el fuego de tus manos y así morimos anudados a nuestros cuerpos con la respuesta exacta gimiendo entre labios...
Así tan dulcemente me matas amor; que ya no entiendo la vida si no es tu piel la que siento temblar al final de mi mirada.
Por eso hay días que quiero, necesito, anhelo, añoro, ¡preciso morirme! entre tus labios dulce y lentamente y que sea tu boca... Solo tu boca mi cobijo.
Allí... donde mi piel es arcilla, tierra, arena, agua; paraje inconcluso que anhela ser cuerpo latiendo entre los pinceles de tus dedos.
Allí dime que descubren tus ojos cuando a los ojos me miras, o dime que adivinas en el fondo de mis pupilas.
Quizás descubras en ellas al más grande y puro amor, o al más otoñal de los amores...
Quizás también descubras los deseos más íntimos y ardientes que llevo escondidos de siempre tras mi sencilla mirada que a ti se proyecta latente.
¡Esos deseos!...
El uno... Ser dueño de tus besos amor, y el otro... Tenerte cautiva en mi mente...
Me he dado a ti con la mirada al frente y la ternura intacta. Sé amar, sé amarte, no tengo reservas ni límites... Ni miedos...
Tú que me lees, que escuchas mis sueños; a ti, te escribo invadiendo tu tiempo, me sabes perfectamente bien y hasta en como mis gustos y reacciones aprecias mejor que yo.
Tu sabes de ellas, me saltan, me anidan, me salvan, me invaden, ¡me hacen sentir mis emociones!... Me cuentan sobre tu vida y ocupan incluso mis venas contando sobre la mía. ¡Sólo ellas!... ¿Quiénes pueden ser..?, sólo son tu sabes ¡las emociones y mis letras!.
En ellas me instalo y ahora que el lenguaje de mis manos ha rozado la espesura de tu boca y ha lamido dulcemente el susurro de tu voz bajo tu encanto, ahora yo... Cierro los ojos para adentrarme en el mapa de tu piel, en esa desnudez que se mece en la mirada de la noche, y al otro lado de ese espejo que enfrente tengo.
Segundo sorbo de mi copa... Segundo pensamiento en ti...
Dulcemente... Sorbo a sorbo... sin nervios y acomodo, escúchame...
Vamos amor... Que ésta noche dictaré sentencia... serás confinada a mí, y cumplirás conmigo la condena de \"cadera perpetúa\".
Ven amor; que ésta noche hablarán mis manos todas las lenguas, y no estará la cuestión en que seamos distintos, la cuestión estará en nuestra piel.
La cuestión estará, en que sin necesidad de brújula encuentres mi norte, estará en que una corriente alterna me lleve hasta tu meridiano; la cuestión estará en levantar si nos caemos, en abrazarnos cuando haya frío, y en besarnos
CUANDO NOS PUEDA EL LLANTO.