Puedo sentir la tortura de tus labios al roce salvaje con los míos,
La violencia, la pasión de esos besos voraces que matarían a cualquiera,
El sabor de tu sangre guardado en mi boca,
Tu nombre tatuado en las venas, me llama, me provoca,
El fuego de tu mirada, y la frialdad de mi corazón,
No derrumbes mi castillo de hielo, si no piensas ser algo más para mí.
Aun así soy paciente y puedo observar la confusión que te rodea,
Los momentos de la decisión se acercan… Siempre habrá sido ella?
O algún momento pensaste en tomarme como tu orquídea,
Exótica, única, delicada y sobre todo distinta a las demás.
Más eso tú lo decidirás con el tiempo, cuando seas libre de todo compromiso
Y decidas ser el caballero que las noches eternas han prometido por tantos años.