Irene..

El amor se derramaba.

El amor se derramaba por las calles y las plazas
como una sustancia viva dulce y poderosa.

 

Iluminando los ojos de los hombres
Revolviendo el cabello de las mujeres con profundas y liberadoras caricias.

 

El amor se dejaba ver, se hacía visible
para todos aquellos que mantuvieran el corazón abierto.

 

Fue entonces cuando descubrimos sus ojos, su verdadera mirada.

 

Una luz arcoíris se asomaba, por el pecho de aquellos valientes
que inventaban la vida cada día.

 

Que sobrevivían al miedo del instante siguiente, al dolor consciente, a la muerte sola
como solo humanamente pueden hacer los de alma buenamente.

 

En esos tiempos los guerreros del corazón
comenzábamos a compartir nuestras vidas.

 

Besándonos las incertidumbres que florecen en el árbol de la existencia.
Abrazándonos las olas del amar.