Esta noche nuevamente te ocultas,
juegas como un niño pequeño
a ver si te encuentro de nuevo.
No sabes lo difícil que resultas.
Te prometí mis mejores aullidos
cuando aún no sabía cómo hacerlo.
Todavía inocente, aullaba cada día,
y tu seguías ahí perdiendo los sentidos.
Me acompañabas, siempre presente,
y me acostumbré a tu presencia.
Aún no consigo sacarme del corazón
a quién tengo cada día en mi mente.
Di todo, y no diré que por nada.
Hiciste que diese lo mejor de mi,
me ayudaste a mejorar, como siempre
y me enseñaste a no agachar la mirada.