Abriéndonos al caminar entre de musas,
a pasos de fuego se posa un colgado beso,
del nubarrón claro y difuso… menos confuso,
se vierte el sueño, sin dejar dueños…
Fuerza y camisa… como la prisa, apunta el seño.
haciéndonos a la honradez de la locura,
y tangibilizar el vil oráculo en desvestidura,
cual hermosura del magma ingenuo…
cual corazón de piedra augura… inicuo.
¿Será mi gesto vertido al grifo?
Asechando placeres corpulentos, y remitir sin olvidar,
tiempos crestados y pubertos… la bastedad del viejo arar.
Ser polizón, ser un descuido a contraluz del caminar,
y en la ilusión, y al desdichado tender la mar.