Llevo el tiempo escondido entre mis manos
Y mis palabras han dormido, silentes y ex profeso,
Te busco con cada uno de estos espacios,
Que sin ser tuyos ni tangibles,
Dejaron de ser nuestros por tu ausencia.
He tocado tu música entre silencios,
Y cantado sonetos, en mis lunas amanecidas;
Sentado sobre mí cama te recuerdo,
Y me pregunto mil veces…
Cuando llegarías.
Llevo el tiempo escondido y con miedos,
De no poder presentarte palabras,
Y lleno mis manos de triste lamento,
Donde revive el recuerdo, de tu piel sobre mi manta.
Me pregunto por cuál de los caminos te has ido,
Y no hallo rastro de tu partida,
Perdóname… no desperté cuando te fuiste,
Perdóname… no te llame cuando debía.
Ahora no tengo palabras sobre mi cama,
Ni silencios apagados por mi llanto de niño,
Y es lejano el recuerdo,
De gozarte en callada palabra,
Mientras leía cada uno de tus secretos,
Mientras lloraba con ellos,
Y también cuando reía.
Llevo el tiempo entre mis manos escondido,
Y me pregunto por donde te hallaras,
Hoy te espero recogido e impaciente,
Como cada mañana mientras te hablara.
Han desaparecido mis palabras,
Y es que al partir tú, me desheredaste,
De todo poema escrito a pausas,
De todo silencio quebrado,
Con tus dulces miradas.
Hoy deje de escribir,
Porque en tu huída partiste mi alma,
Hoy deje de escribir,
Y sin ti, el norte es solo una palabra,
Hoy deje de escribir,
Y no consigo cerrar las ventanas…
De escribir,
Con mis propias palabras.