Huyó el sueño tras las huellas
del hematoma oculto bajo tierra
y llegaron desgranados los años de silencio,
mientras se repite el estribillo:
“si la vida pide vía ya no hay quien la pare”
y tu vía se va llenando de baches
y huecos imperceptibles.
Miras los “no” caer inútiles e innecesarios
y te doblegas a la historia
y de nuevo el estribillo
“si la vida pide vía…”
y tú sin mirar el camino,
la conciencia emerge
y te ataca con su luz,
ni cerrando los ojos dejas de verla,
pero la terquedad te amarra los pies.
Autómata caminas sin destino
y el destino que miras siempre es el mismo
“ya no hay quien la pare”
aún no encuentras los zapatos,
se derrite el iceberg en tu mirada
y la gota gruesa hiere el rostro,
el dolor mil veces repetido,
no quieres mirar.
Escucha el estribillo,
que te quiere despertar de ese letargo
“si la vida pide vía…”
¿dónde está tu camino?
Oculto tras las horas de insomnio
“ya no hay quien la pare”
escucha sus gritos,
deja de mirar ese reflejo,
ya le duelen las rodillas,
apiádate de ella
“si la vida pide vía…” ¡dásela!.