Todo comienza en la noche, a la hora de ir a dormir y encontrarte en mis sueños, como si el tiempo no hubiera pasado, o como si hubiera pasado y me pintara la realidad alternativa de tu conmigo, de tenerte sin ninguna objeción, de disfrutarte sin el temor de saber que te perderé apenas al despertar.
Te amo, pero ya no se como y también te extraño y tampoco se ya
de que manera lo hago.
Ha pasado tanto sin escucharte, sin sentirte cerca, al contrario, cada vez creo menos que realmente sucediste, sucedimos.
Si tan solo bastara con recordarte para no terminar de convencerme de que he sido un desastre... pero ya no basta con eso. Ya no basta con vivirte solo en mi imaginación, ni de besarte, ni de verte feliz solo ahí. Tengo que dejarte ir, pero no se como carajo hacerlo, y eso es una condena dulce y cruel.
¿Qué hago conmigo, contigo sin ti? Pienso que me robaste no solo el corazón, si no la capacidad de crear uno nuevo, me dejaste sin alma. Mi alma se quedo en algún rincón de tu cuerpo, o quizá de tu ciudad. Pero conmigo jamás regreso.