Me laceran tus partidas, y te busco
como un animal herido, gritando de frio
en la ausencia de tu hoguera.
Esta noche he de alcanzarte, cabalgando
sobre el árido reposo, o nadando entre
las sombras de mis pálidas quimeras.
Trae tu vientre, tu sembrada cabellera,
el pozo de tus ojos, tu infatigable
manera de embriagarme la cordura.
Ven a verme, a tocarme, a palparnos,
a fundirnos en verdades duraderas,
nuestra piel quemada al beso,
nuestro amor dormido al tiempo.
En palabras bien sencillas romperemos
las fronteras: amor, abrazo, beso, necesidad.
¿Qué más?, ya nada faltaría para hundirnos
en paisajes de fantásticas proezas.
Sólo tú y yo, y nuestro afán de convertir
en realidad las cándidas promesas.