Todos los días me levanto con un horario ignoto,con los rayos del sol en la cara,
entrando por esa ventana pequeña,de cortina color blanco, pero amarillenta por el pasar del tiempo.
Me aproximo al borde de mi cama, bajo un pie seguido del otro, y se siente el frio de los ladrillos,
que al igual que la cortina, tienen un color desgastado por el tiempo.
comienzo a caminar, dar los primeros pasos del día, se sienten profundos y tardados,
incluso los pies me imploran por seguir en el lecho.
Me dirijo lentamente al comedor,
tomo con mi mano izquierda la silla más cercana y la aproximo a mí,
me siento, y lo único que hay sobre la mesa de madera,
ya un poco lastimada por tantos accidentes con
los platos y cubiertos, es el vacío, el vacío y nada más, ni un solo plato con un rico desayuno
de esos que mis amigos me suelen discantar. Me levanto de la silla
y cuando la regreso a su lugar, se burla con un sonido áspero, ligeramente fragoroso,
causando un dolor de cabeza efímero.
Me dirijo a mi cuarto, 17 pasos, y me encuentro frente a mi sillón,
de aproximadamente un metro con 10 centímetros, color negro, bastante cómoda,
desgastada con los años, pero siempre cumpliendo con su función principal.
Me siento... me acomodo y estando desligado de los pasos grandes del tiempo,
mi mente comienza a divagar en el vacío, así me la paso un par de horas,
latente en mi cuarto, latente en mi casa, como un día cualquiera.
Código de registro: 1608249000806
Fecha de registro: 24-ago-2016 22:18 UTC
Y.O.N.C.