Oh, creyente en Dios,
Que tus labios sin decir adiós,
Se oiga un suspiro de tu boca,
Por creer mas en Dios,
Y que tu fe te sane,
Oh, Dios de las ruinas,
Que por bondad eres Tu,
Y creaste un cielo añil,
De oscuridad en la noche,
Y de sol de día,
Oh, Dios de la misericordia,
Infinita es tu paz,
Que por tus llagas fuimos sanados,
Y que ahora, dejas en mi todo,
El fuego de Dios,
Ha de venir sobre justos y pecadores,
Desde los cuatro vientos de la Tierra,
Cuando se aparezca Aquel,
Que dio vida sobre todo aquel,
Y en El crea su fe,
Para olvidar su pena y dolor,
Y sanar su triste vida,
Que llegue la paz,
Y su regocijo,
Aqui en mi vida,
Ya, Dios de los cielos,
Que por las desventuras de la vida,
Dejas una caricia,
Aqui en mi vida,
Sanando con alegrías mi vida.