En un lugar
en donde la infancia termina,
las voces llaman.
Es el clamor de un maestro
con el rostro de piedra
y viene a verme.
Llega detrás de mi ropa
y de mi boca roba la moneda.
La copa quebrada, la piel adolescente,
los espíritus de un mundo antiguo
y de uno nuevo,
un mundo por conocer.
Te estoy esperando en el cielo.
Tengo la llave del sol.
La elipse nace en mi frente.
Dale en tu pecho morada,
sombra del lecho nupcial.