De Gaviota Romero Blandino
Esta noche hay luna llena.
A través de mi ventana, se cuela un rayo de luz.
Al contemplarlo siento una gran emoción, pues
pienso que es la misma luna que alumbró hace
más de dos mil años, a Jesús de Nazaret
¡Oh…luna! Cuéntame lo que viste aquella tarde.
¿Acaso no te estremeciste, no gritaste de dolor?
Él, fue un hombre perfecto, en él nunca se halló engaño,
a pesar que lo injuriaron, él no se puso a injuriar.
Lo azotaron, escupieron; y como un vulgar ladrón,
en el monte del Calvario, en un madero clavado al
caer la tarde expiro.
Oh…luna dime, ¿fue este mismo rayo de luz, el que iluminó a Jesús?
Lo he intentado retener, acariciarlo en mis manos,
guardarlo en una cajita, como un tesoro preciado.
Pero… la luna se va, por detrás de la colina,
más pálida y brillante que nunca.
Yo diría, que he visto…a nuestra luna llorar.
¿Será por qué en esta noche especial, la he hecho recordar,
el 14 de Nisán?