De una fuente clara
se sacia la sed;
al correr de su agua
un estribillo asalta mi piel,
de saber que lo mismo
que esa dulce nota,
tú en mí no paras de crecer.
Manantial que brota
de la tierra al pincel;
la entraña que me pinta
lleva el beso de laurel.
Irrigado es el destino
del ánfora una y otra vez;
es tu sentir meloso
el que riega la fuente de mi hender.
Fontana al mirarla
de Abril su desnudez;
así quiero que sea siempre,
cuando al mirarte
de cerezos llueva amanecer.