¿Ya ha terminado su calvario?
Su calvario sólo lo recordamos
en viernes Santo,
pero lo convertimos en festejos
mientras nos olvidarnos de su ejemplo.
Nos olvidamos de las razones
que le llevaron a padecer tremendo calvario
por eso nos revestimos de hipocresía
exhibiendo compasión
que el corazón no nos dicta.
Evitamos que no sufra nuestra mente
por causas no propias,
pues cada cual tiene su cruz,
y cada uno que lleve su carga.
¡Perdónales Señor,
no saben lo que hacen!
¿Sabemos hoy lo que hacemos
o seguimos ignorantes?
¡No, no ha terminado su calvario
porque cada día le crucificamos!
Como Judas le traicionamos
besando sus mejilla
mientras al patíbulo lo llevamos.
No es nuestro problema,
miremos a otro lado,
mientras llenen nuestro estómago
para qué preocuparnos.
Si Dios a mi me da pan
será porque lo merezco,
cuando a otro se lo quita
ha de ser porque no es bueno.
¡Perdónales Señor,
No saben lo que hacen!
¿No ves Padre mío
que son unos pobres ignorantes?
Oh Jesús mío,
mi alma se hiela de tanto frío,
frío que estremece
al contemplar el desierto
que obligan a cruzar
a tantos hermanos nuestros.
Me pesa la vida,
me pesa el desespero
por no poder cambiar este sendero
por donde nos conducimos
sin seguir tu buen ejemplo.
¡Perdónanos Señor
a pesar de sí saber
lo que hacemos!
Luisa Lestón Celorio
Asturias- España
3 de abril de 2015