Niña de ojos tristes y voz de ángel,
labios de carmín un beso te robé
en la penumbra del parque aquel,
era solo el inicio de lo que probé.
Entre pan, pizza y vino
el amor tuvo que acontecer
todo esto que se vino
tenía que empezar a crecer.
Dulce doncella mimada,
te sentiste incrédula,
te sentiste afortunada,
te quedaste trémula.
Inocente mujer que a mi vida llegaste
tu voz es el canto de una bella hada,
fue de esa manera que me enamoraste.
Divina musa como tú voz no existe nada.
Regalo de Dios entregado,
a mi vida tú te le diste sentido.
Candente paraíso encontrado
ante tus sábanas caí rendido.
Como un mágico cuento
no me importó la razón.
Sigue igual lo que siento,
no cambia mi corazón.