Hay algo de agua en tus ojos,
y en tu sexo algo de nutria salvaje.
Ahora baila con mi alma,
y yo los miraré a los dos;
yo.viajero, quedaré quieto
viendo en un charco caer un poco de lluvia,
como un eremita extraño que deja caer su pena.
Nada existe, ni es cierto.
Ni tú, ni mi alma, ni la pequeña lluvia
que desordena con alas pesadas
el perdón que puse una tarde entre tus manos.
G.C.
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