Tu recuerdo inmarcesible en la hojarasca
que se lleva el viento en curvas tus besos
ultramarinos, como otra razón olvidada.
Y hay un reposo...
Pues desde mi trinchera de soldado arrepentido
no hago mas que pensar en las noches
que tan sabias y violentas
fueron nuestro hueco de albergue
nuestro pan trasnochado y nuestro Amén.
También me obligo a la idea que contagia
el resto de mis ideas tristes, clonadas y borrosas,
de que fuiste terreno puro aun en el sudor
y que las canciones sonaban mejor con tu oído alerta
con tu pie haciendo tap, con tu boca haciendo la meme.
Sufro en silencio y con una sonrisa en los labios,
saberte ajena a nuestro espacio sin bordes
tan real y tan perfecto, que me duele caminar en él,
y supe por fin lo mucho que te adoraba
cuando te vi partir... como el niño que, curioso,
suelta el globo para ver que pasa.
Blas Roa