rotorateam

Miserable.

Me detuve y miré el ocaso, aquel sol de otoño ocultándose entre las montañas y eso me recordó a ella. Me recordó a la luz que emana su sonrisa, al helado que deja en su partida y a la calidez que expone su estancia. Minutos después solo había oscuridad y ella me recordó a mi soledad, me mostró una vez más el inmenso abismo que es mi hogar. Seguí caminando embriagado de penas y tomé asiento en un banco viejo a punto de desplomarse, miré frente a mí aquel olvidado banco víctima de la terrible crisis económica, cerrando mis ojos comencé a compararme con él, de inmediato los abrí pues temía envolverme en mis peculiares sueños y pesadillas. Fue entonces que recordé con tristeza que eran mis pesadillas mis mejores esperanzas y mis sueños mis peores enemigos. 
Cuando puede protegerla, fallé. En cambio me rendí pero inicia la nueva partida de ir a su encuentro. No existe más por hacer, me sentaré en el mismo viejo banco, miraré el horizonte y me preguntaré: ¿En dónde está? ¿Por qué me abandonó?. Aún siento su calor dentro de mí, sus abrazos y súplicas. A gritos ahogados... la necesito, y bastará con un perdón acompañado de una sonrisa y con mi corazón en las palmas de sus manos para ser un conformista, y no un miserable, un inútil e infeliz miserable...