Mujer que tienes el don
de acariciar el día con tus manos,
cada suspiro es un pedazo de ti que huye,
cada gemido que escondes
grita en algún lugar de tu alma,
te robaron en nombre de un mal amor la calma
y a pesar de todo eres capaz de disimular
ante esos seres que más amas.
Mujer, caminas con dificultad entre las púas del alambrado,
tus lentes negros aunque no hay sol
gritan en mis retinas tu tormento,
eres el miedo hecho carne y hueso,
escurres desde tus venas impotencia y desconcierto
y aun así eres capaz de robarle una sonrisa al viento.
Mujer, eres el reflejo al que le teme la noche,
la excusa perfecta, el chivo expiatorio,
ya es hora de que digas ¡BASTA!
Existe el mañana…
¡VE POR ÉL!
Mónica Gribaudi