Dios tiene otros tiempos,
no el de mi impaciencia,
no el de mi inconstancia,
productos fatales de mi ignorancia.
No es que sea lento,
sino que su dedo
escribe en el cielo
su infinita ciencia
con polvo de estrellas.
Y mis oraciones
tienen sus repuestas,
sólo que mis ojos,
falta que las lean...
En la somnolencia
de mi mente abyecta
un eco resuena...
(un grito de guerra
tal vez la despierta)
Él ha prometido
no hacer nada nuevo
sin mostrar primero
su oculto secreto
a sus fieles siervos
(que son los profetas)
Por esto en mi mente
de pronto se escucha
un sonar de trompetas,
¡eco que resuena en todo el universo!
¡Es Él que me avisa!,
¡es Él que me llama
para que escriba!,
¡es Él que me invita
para que pelee!
¡Es Él que me dice
que no me detenga!,
Jesús, el que pone
¡en mi boca sus versos!