A lo que atormenta mi noche
le digo: - Ya no pares. No te detengas.
A lo que atormenta los sueños
en la brevedad de la víspera del día
le escondo mi mano,y, como camaradas,
le confieso que aún no es mi tiempo.
A la sombra que apaga las sábanas
soy fiel porque su oscuridad me mece,
y me mece, fuera del sueño de la luna
invitándome a levantar un jazmín
en medio de las horas que apagan cuerpos.
Hacía la luz de la lámpara muerta
me arrodillo
porque es ella quien mis almohadas
reboza de zozobra.
Me inclino, lentamente, por la ansiedad
del frío y la aptitud del día siguiente.
Duermo sin pensar en el mañana,
no existe, y duermo besando los prados
en un sueño.