Donaciano Bueno

Mañana

Mañana, cuando no puedan

encontrarse nuestros ojos

porque abrirlos lo impidieran

ya la niebla, o los abrojos

sellen ya nuestra ceguera,

mira aquella primavera

en que, postrado de hinojos,

te pedí que me quisieras

para siempre mientras fueras

cómplice de mis sonrojos.

 

Mañana cuando el solsticio

se aposente en nuestras vidas,

y descubra nuestros vicios

y también nuestras heridas,

mañana, cuando el azar

nos acerque al precipicio

recuerda que el caminar

es el más sano ejercicio,

lo importante que es llegar

a terminar las partidas.

 

Mañana cuando me vaya

quizás volando hasta el cielo,

de este tiempo junto a ti,

te ha de quedar el consuelo

que en cada verso que escribo

tendrás un trozo de mi,

piensa que yo aún sigo vivo  

recuerda que un día fui

sólamente para tí

yo, el sujeto de tu anhelo.