Vamos a jugar al pueblo
torneo de bolas, primo
rápido no tenga miedo
que yo le bocho y arrimo.
Que me den rojas o negras
eso a mí ya ni me importa
pues siempre el que juega, juega
igual el que bocha, bocha
Cuñadita Juana Emilia
dile a mi bella Gregoria
que me lleve la parrilla
hasta la cancha de bolas.
Cuñis no se desanime
juegue como jugó anoche
usted arrime que arrime
mientras yo boche que boche.
A veces la bola arrimo
de acuerdo a la situación
y si al boche me aproximo
se pone el juego mejor.
A veces quiero arrimar
cuando veo la ocasión
pero el gusto de bochar
me hace cambiar de opinión.
El agua de la perola
a mi me sabe más fría
cuando estoy jugando bolas
y bocho con energía.
Para un buen arrimador
un solo boche le basta
para mí no hay contendor
mi puntería es exacta.
Mi tristeza extingo
en las bolas criollas
cuando bocho el mingo
y volteo la torta.
Qué solito estaba el mingo
le faltaban sus arrimes
hasta que llegó el domingo
pa que la gente se anime.
La mala sangre Carola
por su proceder grosero
es collar de bolas criollas
colocado en pleno cuello.
Adiós mi familia toda
ya me voy para el torneo,
soy el campeón en bolas,
¡juro traerme el trofeo!
Qué vivan las bolas criollas
qué viva toda criollada,
qué viva el fogón y la olla
con yuca y con ahuyama.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela