Si de tu cintura me así y
como Capitán que controla el timonel,
llevé tu cuerpo a lugares vírgenes
en donde solamente estuvimos los dos.
Allí, en esa isla llena de amor,
vi unos ojos nuevos con un resplandor
que consumió los deseos de mi carne y
un fuego voraz que salió de tu aliento y
estrellé mi boca en tus labios.
¡Ah, el calor de tu boca en la mía y
nuestras manos explorando,
explorando la tierra prometida!
contorsiones de cuerpos atrapados.
Y este deseo que nos envuelve
a cada segundo más intenso y
nuestros cuerpos tirados en la hierba y
tú cabalgando como una experta jinete,
moviendo tu cintura para no caerte,
tu pecho y el mío agitados intensamente.
Juntos, llegamos al final del risco
y luego, nos aventamos a ese abismo
en el que ebrios de amor… sonreímos.
José Luis Agurto Zepeda.
Managua, Nicaragua.
06 de abril de 2015