En una bella charca
dos ranitas juegan,
las dos juntas saltan
jugando a la cuerda.
Dos sapos emocionados
con cara risueña
son los encargados
de mover la cuerda.
Una ranita cojeaba
y la otra también
pero igual saltaban
con un solo pie.
Dos ranitas y dos sapos
en la tarde aquella
pasaron largo rato
jugando a la cuerda.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela