Comienza con una palabra que expresa
un sentimiento aislado del entorno, como:
la brisa, las palomas, los cervatillos;
o por el contrario: la muerte,
la sangre coagulada, los párpados cerrados.
Pero también comienza con desespero,
con desprecio por sí mismo,
con rabia por errores propios,
y eternas crónicas de muertes anunciadas.
Hoy comenzó con:
-Tengo la mente descuartizada.
Un momento de silencio, de penumbra,
los oídos sordos estallaban en cal,
las mariposas escupían babas fétidas,
los alcaravanes olían la putrefacción
del muerto póstumo,
que en vez de oler a muerto
olía a tabaco negro y rebajado,
y revoloteaban sin sentido alguno
muy por encima de mi conciencia.
Siguió con:
-Me atora el humo de mis palabras.
Otro momento de sosiego maldito,
eternas charlas privadas con nadie,
sonidos de niños sin lengua,
visiones de abuelas sin pellejo,
y olores de golondrinas podridas en su vuelo.
El mismo muerto enseñaba los colmillos
y se reía de mí escribiendo todo esto.