El sendero misterioso del peregrino;
caminante de hermosos valles,
abismo, montes y praderas,
delicias imaginarias a los sentidos.
Escalé montes que se unen
intentando llegar al cielo
y sorbí del néctar de la vida,
al sentir cansancio
en la empinada cuesta.
Descendí por praderas y sabanas
hasta el centro mismo que une la existencia.
Y busqué sediento
los preludios de emociones
para descansar mis ansias que traía a cuestas.
El hielo derretí en fuentes cálidas
ofrecidas a este visitante ansioso
que buscaba aquella mañana
hallar el tesoro de la montaña.
Descendí por columnas de alabastro
en trayecto de venturoso viaje.
Descansé un instante…,
Y volví de nuevo a las fuentes cálidas
delicias del sediento visitante
que recorrió…,
las maravillas de esta grandiosa montaña…!!.
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FLORENTINO NOVOA