Hermes Antonio Varillas Labrador

¡Que no nos roben el alma!

¿Cuánto de nuestro patrimonio pueden robarnos?

 

¡Que no nos roben el alma!

 

Con dedicación y amor por lo que hacía

un hombre construyó un gran emporio

un hermoso lugar donde concurrían

comerciantes venidos de otros territorios.

 

Ocurrió que un envidioso con poder

de manera astuta y en acto de cobardía

quiso un día arrebatar sin devolver

todo lo edificado con sudor y energía.

 

Amparado en ardides el robo cometería

del producto del trabajo de muchos años

de la noche al día, sal y agua lo convertiría

sin importar razones causando mucho daño.

 

Trágico resultado como insano proceder

lo que antes fue excelencia, logro y valía

llegó rápidamente a decaer y fenecer

por designio de la mala fe y la villanía.

 

Preguntaron al afectado por la medida

su respuesta fue por demás elocuente

pudieron arrebatarme todo cuanto tenía

pero jamás ideas y sueños de mi mente

mucho menos mi espíritu ni el alma mía.

 

Cualquier parecido o coincidencia

con la realidad de la falta de conciencia

o con hechos de algún país y entidad

no es causalidad sino mera casualidad.