Puedo llamarte amor, pero prefiero
nombres que den la espalda a la rutina,
palabra, si no nueva, si que defina
tu piel de tango y tu alma de bolero.
Tengo el verso exacto que es mensajero
de la verdad más honda y cristalina,
porque tantas veces en forma clandestina
te he expresado piropos con aire forastero.
Porque sabes amar y besar y soy testigo
de tu constante afán para conmigo,
he de llamarte sin temor mi amante.
¡Qué título tan bello pero denigrado!
Me desborda la boca y el costado;
no pienso otro mejor en este instante.