Cálidos registros quedan en mi tacto
sensible a la luz de tu sexo.
Por ejemplo, ahora estoy recordando
paisajes de regocijos previos.
Cuando tus uñas rasguñan mi espalda
con cierto aire posesivo o apasionado
y recuerdo que no pasó hace mucho,
recuerdo tu rostro de mujer ardiente,
tu cara de placer, el fuego en tus muslos
y tu imperativo \"dame más\".
A veces estoy a tus órdenes, a veces
cual esclavo rebelde, domino a la fuerza,
una fuerza amorosa aunque sólida,
y tomo de rehén tus senos.
Hago de tu cuerpo mi patria,
de tus gemidos mi ley,
de tus deseos mi gobierno,
y de tu boca un anillo.
Nalgueo tu culo, como fuego
ardiente en pasión en placer, desembocando en ti
cuanta perversidad revisten tus fantasías.
Eres la mujer de mis sueños
mi puta personal, mi dómina.
Eres tú, tal cual la inocencia camufla
lo sexualmente voraz que en ti se alberga.
Sexualmente hablando
te conviertes en fuego al amar
y quemas de mi cada rincón.
Aun hay manchas de labial en mis boxers.