LOS DIOSES DE PIEDRA
Por los caminos oscuros,
las miradas, los mares,
los campos perdidos,
sin luz las edades.
Los templos de piedra,
las bestias, las lanzas,
los llantos del viento,
y la Santa Compaña.
Los dioses de piedra,
sin ojos, sin habla,
templos de un tiempo,
los castros con lastras.
Las sombras, las doñas
sin espíritu ni alma
los vientos se reían
como brujas encantadas.
Los muertos quedaban
en las piedras labradas,
mas el viento escribía,
aquellas desgracias.
Del hombre y la bestia;
la era oscura y milenaria.
Se derriban los templos
de las diosas paganas,
se derriban las piedras,
en los tiempos de hadas.
Ya están los cruceros
en Galicia sacra,
y el cristiano acude
al cristo que abraza.
Al Cristo de piedra,
al Cristo de tabla,
al Cristo de hierro,
al Cristo de plata.
A todos los cristos
de la lluviosa Patria,
sobre sus caminos
de soledad santa.
Se derriban los dioses
de piedras clavadas,
y se alzan los cristos
en las sendas del alba.
Y también las cruces
sobre las torres altas,
y se ven las rojas,
y se ven las de Malta,
y se ven las latinas,
que dominan patrias.
Mas la luz de la luna
en noches calladas,
alumbraban cruceros
en Galicia sacra.