No creo en la casualidad
Y menos cuando ésta,
Viene acompañada,
De tu mirada,
De tu voz,
De tu llamada, a mi puerta,
De tu sonrisa,
De mis manos, esclavas.
Y si de alguna manera, el azar,
Se acostumbró a visitarnos de vez, en cuando,
Para poder descubrir, nuestros rostros,
Lo dejaremos tranquilo,
En otras ocasiones, quizás, nos fue esquivo.